Conjunto de huesos, articulaciones, nervios y músculos mediante el cual el organismo realiza la mayor parte de los movimientos voluntarios, en particular la locomoción.
El aparato locomotor forma una unidad bien definida, tanto desde el punto de vista orgánico y funcional como del ontogénico (es decir, relativo al desarrollo a partir del óvulo), un conjunto arquitectónico indisoluble. Ni siquiera la postura o posición del individuo es función única de su esqueleto, sino de éste y de los músculos que unen las partes de dicho esqueleto, los cuales, a su vez, se mantienen constantemente bajo la acción de los influjos nerviosos. La mayor parte de los movimientos voluntarios que realiza nuestro cuerpo son debidos al aparato locomotor, siendo los músculos encargados de estos movimientos músculos estriados. La base científica sobre los órganos que deben ser considerados como del aparato locomotor la da la ontogenia; efectivamente, se consideran como tales todos los órganos que derivan de la hoja interna de los segmentos primitivos, porción bien determinada del mesodermo dorsal. En particular, se habla de aparato locomotor para designar las partes de éste implicadas más directamente en la locomoción. En la marcha normal del hombre aparece con claridad el trabajo simultáneo y armónico de todas las articulaciones del miembro inferior. En posición estática, éste alcanza el suelo por el talón encontrándose la rodilla ligeramente flexionada; a continuación, el pie se va apoyando progresivamente en el suelo de atrás hacia adelante. La contracción enérgica del cuádriceps lleva al muslo en el mismo sentido, de forma que, al alcanzar la vertical, la rodilla se encuentra en extensión. La contracción de los músculos profundos de la pierna, el sóleo y los gemelos, desenrolla el pie de atrás hacia adelante sobre su parte interna, hasta que llega un momento en que éste sólo se encuentra apoyado por el dedo gordo. El pie, acto seguido, abandona el suelo para oscilar hacia adelante, sin tocar el suelo gracias a la anteversión del muslo, la flexión de la rodilla y la flexión dorsal del pie; los glúteos mediano y menor juegan, también, un importante papel al impedir la caída de la pelvis hacia el lado del miembro dinámico. Después se realiza la extensión de la rodilla y el miembro alcanza el suelo por el talón, transformándose en miembro estático y completando así el ciclo. En la carrera y el salto existen momentos en que ambos miembros están en el aire; mientras que en la marcha normal, siempre se encuentra un miembro apoyado en el suelo (miembro estático). Por tanto, en la marcha actúan simultáneamente las tres principales articulaciones del miembro inferior -coxofemoral, rodilla y garganta del pie-, actuando principalmente en dos combinaciones: retroversión del muslo con extensión de la rodilla y flexión plantar del pie, y anteversión del muslo con flexión de la rodilla y flexión dorsal del pie. 
El aparato locomotor forma un conjunto definido y articulado.
